Fabián Ángel (categoría 2000) es el abanderado del sistema formativo...
La madurez e inteligencia posicional se suele asociar con la edad del futbolista. Sin embargo, no es una relación directamente proporcional. Por citar un caso, Nahitan Nández se convirtió en capitán de Peñarol con 19 años, proyección que confirmaría con su paso Boca Juniors, el asentamiento en la selección uruguaya y el salto al Calcio con el Cagliari.
Junior ha tenido una actualidad interesante en años recientes, disputando una final de Copa Sudamericana (2018) y proclamándose campeón de los torneos nacionales 2018-II y 2019-I. Esa constante lucha por estar en el top del torneo en el que compita es un caldo de cultivo para que los futbolistas jóvenes del tiburón asuman responsabilidades, a pesar de que su plantilla tiene en promedio una edad de 28 años.
Fabián Ángel (cat. 2001) es el abanderado del sistema formativo de Junior en el primer equipo, al punto de que su grandísimo talento con y sin pelota ya lo hicieron llegar a la Selección Colombia. Ese proceso de adaptación al máximo nivel tuvo pasantías por la Segunda colombiana, en el Barranquilla FC y por el ciclo de selecciones nacionales de su país. En La Pizarra del DT hemos analizado al volante más posicional que alinea Luis Amaranto Perea en su 4-4-2, de mucho juego profundo, donde Fabián es clave en los diferentes momentos del juego:
Es poco lo que varía Junior en cuanto a nombre entre partidos. Es un equipo que busca construir desde el fondo, con Fabián en plan de ese volante central que da salida entre los centrales. En defensa posicional, se mantiene el 4-4-2, donde los extremos descienden a apoyar por banda y los mediocampistas centrales pueden saltar a la presión si la jugada lo pide.
También se busca posicionar en una altura que le permita recibir, girar y conseguir en largo a los extremos, quienes usualmente se posicionan en amplitud. En esa salida, los laterales son siempre opción ya que ofrecen en el mismo eje por donde transita Fabián, aunque también pueden ir por fuera para que los extremos interioricen y se ubiquen a espaldas de los volantes centrales rivales. En ese inicio de la jugada, Junior puede formar un 3-3-3-1 o un 2-3-4-1, dependiendo de cuán retrasado se encuentre Fabián en la base. Su compañero, Juan David Rodríguez generalmente, es quien recibe mayores libertades para llegar desde la segunda línea o interactuar con Teo Gutiérrez, quien es el delantero más móvil haciendo pareja con Miguel Borja.
Es un jugador con una consciencia posicional tremenda, que reconoce dónde y cómo (nivel de presión, compañeros cercanos y espacios abiertos) recibir. Ese conocimiento le permite ser un jugador ideal para liberar la presión, porque siempre busca opciones que coloquen a su equipo más adelantado. A partir de ahí, su primer toque es clave porque produce recepciones en libertad para sus compañeros. Sin pelota, es un jugador mucho más dinámico que con ella. A partir de su recepción y entrega inmediata, se mueve a un espacio libre, de cara al poseedor o incluso entre quienes presionan (un movimiento muy común en él). En muchas ocasiones se ubica cerca del poseedor solo para reiniciar la jugada, si la zona está muy congestionada.
Por breves –muy breves– pasajes del juego se siente atraído por la pelota. Cuando ve que más que opción se convierte en una interferencia para el avance, rectifica y se ubica como alternativa para el pasador.
Su capacidad de conseguir compañeros en amplitud es espectacular porque a partir de su precisión, le permite a su equipo el avanzar metros mientras salta líneas. Su envío cruzado es dúctil para conseguir jugadores en el costado débil, como también para simplemente mover al rival, dejando en posiciones de duelos 1v1 a sus compañeros. Esa visión en altura es característica de su juego y además de que es una muestra de su visión, deja ver que su pase filtrado puede ser potente o más suave para evitar que el posible receptor tenga problemas al controlar. Dicha cualidad le permite tanto superar líneas, como ayudar a que, con un control orientado, el receptor pueda superar si el rival pretende anticipar o incluso incomodar con su cuerpo.
A pesar de que no es un volante central que premia lo defensivo sobre sus virtudes ofensivas, abarca un gran terreno con y sin balón. No es un volante estático porque si la oportunidad se le ofrece, puede saltar a la presión. En el plano ofensivo, teniendo en cuenta que su movimiento en primera zona es a modo de péndulo, busca la espalda de los rivales que presionan. Esto se relaciona directamente con su excelente consciencia del espacio, para saber por dónde tiene que pisar para recibir, o incluso para abrir un espacio alejado, mientras atrae una marca.
Si bien Fabián Ángel es un excelente pasador en corto, medio y largo, cuando no tiene opciones en amplitud o entre líneas, su juego puede verse disminuido. No es un volante central que tienda a conducir muchos metros, lo que deja aún más en claro sus cualidades asociativas, pero en niveles donde la presión es más alta, se necesita de esa conducción para superar una primera línea de presión -en su caso-. Su falta de agresividad la compensa con un muy buen repertorio de engaños corporales que desbalancean al marcador y le deja con tiempo y espacio para pensar.
Al momento de defender su zona mientras está siendo atacado de duelos defensivos 1 vs. 1, muestra cierta debilidad para contrarrestar cuando el rival le adelanta la pelota hacia un lado. Allí, suele ser superado debido a que no es un jugador especialmente rápido, pero también a que por corpulencia física no puede imponerse. En este aspecto se beneficia del error rival porque si la pelota se le va un poco larga al atacante, puede reponerse e interceptar o recuperar.
En el juego aéreo, sufre porque no tiene una técnica de salto depurada. Su salto no es potente y se hace inefectivo ante jugadores que puede desestabilizarlo debido a su tamaño o corpulencia. A partir de esos duelos perdidos, se pueden generan segundas pelotas que, al ser él el volante central más posicional, dejan al rival en duelos directos contra los defensores.
Fabián Ángel es un proyecto de futbolista que muestra una inteligencia posicional superior al promedio de sus pares en Sudamérica. Entiende su rol en la cancha, así como lo que necesita para sacarle provecho a sus herramientas, sin excederse y caer en errores. Luis Amaranto Perea le ha dado la confianza necesaria a una joya que Europa ansía tener lo más pronto posible.