Hay una premisa sobre si en el fútbol está todo inventado...
Hay una premisa sobre si en el fútbol está todo inventado. Quizás sí. Pero como en la vida, en prácticamente todo existe cierta evolución. Hoy en día, hay novedosas ideas de juego, que al final no son nuevas, porque la mayor parte de los conceptos actuales los terminan de desempolvar del pasado para utilizarlos en la actualidad, y mezclarlos con corrientes de otras épocas. De cierta manera, así surge el juego de posición en el siglo XXI.
Primero en Europa y luego en América, porque en el continente americano surgió o llegaron una serie de entrenadores que apartaron el pensamiento de que el juego de posición era impropio de lo aprendido en años anteriores. No les pareció un estilo ni lejano ni inalcanzable, como ciertos espectadores, periodistas o los propios técnicos o jugadores, que consideraron conceptualmente como algo difícil de conseguir por calidad. A día de hoy se pueden nombrar distintos ejemplos, pero quizás el más reconocido está siendo el Independiente del Valle de Miguel Ángel Ramírez.
Partiendo del 4-3-3 como sistema base, el conjunto ecuatoriano posee una propuesta de juego en donde el atraer rivales para generar espacios y la posesión del balón son elementos claves para ir eliminando adversarios y así lograr avanzar líneas, tanto en largo como en corto. Sin embargo, al ser un conjunto que practica el juego de posición, es fundamental la ocupación de los espacios de cada jugador para generar amplitud y estirar al conjunto contario con el objetivo de activar zonas libres, sobre todo en los pasillos de adentro.
Cuando enfrenta a rivales con el bloque bajo o medio-bajo, Independiente del Valle, en esa búsqueda de avanzar de su propio campo a campo contrario o durante un ataque posicional en territorio rival, logra transformarse de manera constante en un 2-3-5. El detalle está en que la planificación de partido de Miguel Ángel Ramírez varía a partir de la ocupación de los espacios, ya sea al ir modificando el sistema dependiendo del plan defensivo rival como también mantener el sistema pero alterando el rol táctico de determinados futbolistas.
En el 2-3-5, la intención es generar amplitud cerca de la portería rival para estirar la línea defensiva adversaria y fabricar espacios. Esa línea de tres está organizada a partir del mediocentro que puede estar acompañado con los interiores, pero también en ciertas ocasiones con los laterales; ya que el comportamiento-rol táctico de los futbolistas de ambas posiciones es intercambiar zonas para no ser predecibles y arrastrar rivales para liberar.
Así que la línea de cinco del 2-3-5 puede estar creada con los laterales o los interiores por dentro, cerca del delantero centro, mientras que los extremos generan la amplitud. Aunque también puede variar, con los extremos por dentro y por fuera los interiores o laterales. La idea de intercambiar zonas para no llegar a ser predecible es fundamental.
Pero también depende de las características de los jugadores; por ejemplo, Alejandro Cabeza no es un extremo que se ofrezca de modo constante en la banda para generar esa amplitud, sino que se desplaza más hacia adentro para acercarse a la portería contraria, así que algún compañero (lateral o interior) debe ocupar su sector, mientras él se posiciona en otra zona o busca atacar la zona del “9”.
Es importante entender que lo que ocurre en un costado no tiene que ocurrir en el otro, es decir, en un lado puede estar el lateral por dentro en la línea de tres, mientras el extremo está en el pasillo de adentro y el interior por fuera; mientras que en la otra banda ocurre algo distinto. Dentro del caos táctico, es necesario generar la aparición de hombres libres o crear superioridades (a partir de triángulos) para así poder superar líneas de presión rival por encima de tener un patrón de comportamiento exacto.
Ahora, ante bloques altos, el concepto de atraer se convierte en una herramienta necesaria, porque a pesar de sentir el acoso contrario en la búsqueda de salir en corto, Miguel Ángel Ramírez busca posicionar ocho futbolistas (contando al portero) en su propio campo, con esa intención de distanciar a los extremos y al delantero centro. Así que se llegan a posicionar en una especie de 3-4-3 o 2-3-2-3, sin darle tanta altura a los laterales, en búsqueda de una salida por fuera.
Precisamente al posicionar a los interiores cerca de su propia portería en la salida de balón, logra generar un espacio entre la línea defensiva y la línea del medio rival, llegando a activar en ocasiones el balón en largo, ya sea hacia el delantero o algún extremo, para así avanzar de manera directa.
Este espacio que se genera también puede servir para que el interior poco a poco, mientras se circula el esférico, empiece a tomar altura y así convertirse en un hombre libre para lograr eliminar líneas, o para activar una diagonal de afuera hacia adentro de alguno de los laterales para ser una opción de pase. El dinamismo y el intercambiar zonas, es importante para Miguel Ángel Ramírez.
En este deporte, tanto al atacar posicionalmente como al salir jugando desde atrás ante una presión, se exige cierto nivel de velocidad (ritmo) al circular el esférico como también se demanda creatividad para así avanzar o profundizar, dependiendo del contexto (zona en el campo). Y aquí es donde Independiente del Valle puede llegar a tener problemas, sobre todo en el segundo punto debido en cierta parte al primero.
Al atacar de manera posicional, las conductas para profundizar son casi las mismas: diagonal hacia la espalda de la defensa rival del delantero, el “9” saliendo de su zona para que el interior o extremo ataque ese espacio, una conducción hacia adentro del extremo para rematar, algún remate a distancia del interior al borde del área (por dentro), o también algún centro lateral. Y a veces la falta de rapidez en el ritmo de la circulación puede condicionar el espacio-tiempo de los futbolistas y por ende la creatividad al actuar (al existir menos espacio-tiempo).
Como se comenta en párrafos anteriores, una de las intenciones es estirar el bloque contrario con la idea de generar superioridades, sobre todo numéricas al agrupar una cantidad de futbolistas en una zona, ya que en caso de perder el balón, ejercer una presión para volver a recuperar el esférico. Es parte de la globalidad del juego, el no fragmentar ataque y defensa.
El comportamiento de Independiente del Valle invita a defender casi siempre lejos de su portería, porque cuando poseen el balón logran instalarse en campo adversario con todos sus futbolistas, menos el portero, y a partir de ahí, en caso de perder el balón, la intención es achicar el campo para forzar el error adversario o recuperar. Pero si no consiguen el control de la posesión rápido, la idea es retroceder poco a poco. Y aquí pueden llegar a tener problemas, en gran parte cuando el contrario activa una diagonal atacando la línea de los defensores, ya que sufren al realizar coberturas al correr hacia atrás.
Además, es importante resaltar que en fase defensiva se mantiene ese concepto de “viajar juntos”, ya que en defensa posicional –por ejemplo– los extremos realizan el retroceso con el objetivo de perseguir al lateral rival, llegando en ocasiones a la línea final cercana a la portería de su lado para no dejar profundizar al adversario.
Al final, el Independiente del Valle de Miguel Ángel Ramírez se está convirtiendo en un equipo que está consiguiendo admiración a través de conceptos del juego de posición. Algo quizás impensado hace más de diez años en América, en donde ocupar todos los carriles, dar alturas, atraer para liberar, moverse para convertirse en hombre libre, mirar lejos para activar en largo, achicar y presionar en la pérdida, son algunas de las herramientas que utilizan.